Limpieza de suelos antideslizantes

Los suelos antideslizantes se han utilizado en los entornos más exigentes para prevenir innumerables accidentes en todo el mundo, reduciendo el riesgo de caídas y resbalones. No obstante, han ido creciendo una serie de mitos en torno a la mejor manera de limpiar estos suelos.

La limpieza efectiva de los suelos antideslizantes va más allá de la impresión estética del suelo. Una acumulación de contaminantes en su superficie puede afectar sus propiedades antideslizantes y disminuir sus estándares higiénicos. Los profesionales de la limpieza de todo el mundo tienen sus propios criterios sobre la mejor manera de llevar a cabo su tarea, y algunos fabricantes de equipos de limpieza y detergentes afirman tener la respuesta para conseguir un acabado perfecto. Sin embargo, lograr ese resultado no requiere ningún producto en particular ni fórmula secreta.

Identificar la suciedad

La limpieza es mucho más fácil y efectiva si se identifica el tipo de mancha o suciedad que hay en el suelo y se elige el equipo y el detergente adecuados para eliminarla.

Para ello se puede analizar lo siguiente: ¿es orgánica o inorgánica?; ¿es soluble o insoluble?; y, en el caso de ser insoluble, ¿es grasienta o de partículas? Analicemos las diversas opciones.

Orgánica

Si la suciedad es orgánica es un caldo de cultivo ideal para las bacterias y necesita desinfección o limpieza con vapor. Hay tres tipos de manchas orgánicas:

  • Materia viva, como bacterias, virus, hongos y protozoos. Esto será más común en áreas donde hay restos de alimentos como cocinas y comedores, o en los baños, vestuarios y salas hospitalarias donde hay desechos biológicos, como grasas del cuerpo, heces, piel y sangre.
  • Materia que formó parte de un ser vivo, como alimentos, serrín y virutas de goma.
  • Materia artificial, como fragmentos de plástico, aceite mineral, pinturas y colas. Es frecuente en fábricas y talleres o en lugares donde se realizan obras y reparaciones.

Inorgánica

Se trata de manchas producidas por sustancias que no han formado parte de un ser vivo y no contienen carbono, como pueden ser el vidrio, la sal, el óxido o el polvo de ladrillo.

Ya sea orgánica o inorgánica, la suciedad se comporta de una manera determinada al tratar de limpiarla.

Soluble

Se trata de manchas que se disuelven con agua, como las de azúcar y sal, por lo que suelen producirse en sitios donde se venden, preparan o consumen alimentos. El detergente en polvo es otro ejemplo. Como se disuelven, son generalmente fáciles de limpiar.

Insoluble

Esta es una mancha que no se disuelve en agua y necesita detergente para su eliminación. Son de este tipo las manchas de aceite, piel, fragmentos de plástico, virutas de madera, vidrio y fibras. Algunos de estos elementos se pueden eliminar en la primera etapa de la limpieza, ya sea barriendo o aspirando. Asimismo, las manchas insolubles pueden ser grasientas o de partículas.

Grasientas

Se trata de una suciedad que se adhiere a las superficies y se extiende cuando se toca, como aceite, grasa y lubricante. A menudo se lleva con los zapatos hacia las zonas comunes.

Partículas

Suciedad en forma de polvo, como arena, piel, detergente en polvo y fibras rotas.

Las manchas grasientas y de partículas a menudo aparecen juntas, ya que la suciedad polvorienta se pega de inmediato a la grasa con la que entra en contacto.

Abrasiva

Este tipo de suciedad puede rayar la superficie del suelo.

Difícil/pegajosa

Suciedad que se pega a la superficie, como manchas de jarabe, cera o pegamento.

Producto adecuado y suciedad

Una vez identificada la naturaleza de la suciedad, se puede seleccionar el detergente más eficaz para eliminarla. Sea cual sea el detergente elegido, la relación de la dilución es fundamental. Poco detergente implica una limpieza menos eficaz, mientras el exceso de detergente puede dejar una película que reduce la resistencia al deslizamiento en el suelo y atrae a los contaminantes, favoreciendo así el crecimiento de bacterias. También puede producir coloración/decoloración y problemas relacionados con daños químicos, como la contracción.

Las propiedades ácidas o alcalinas del detergente determinarán su eficacia con los distintos tipos de suciedad. Los detergentes alcalinos (PH por encima de 9.5), por ejemplo, servirán para disolver las manchas de grasa y emulsiones. Así que un detergente alcalino es ideal para las manchas orgánicas y grasientas. Cuanto más alcalino sea el detergente, más eficaz será para la eliminación de grasa, pero también más corrosivo pudiendo dañar la superficie, por lo que un buen enjuague es muy importante.

Los detergentes ácidos (PH menor de 5) son una buena opción para manchas inorgánicas, como las de cal, mientras que los detergentes neutros (pH=7), menos agresivos y con menos sustancias químicas, son más fáciles de usar y tienen un menor impacto ambiental.

Los detergentes neutros son efectivos en la limpieza diaria de una amplia gama de superficies, aunque no serán tan útiles en suelos muy sucios. Tampoco son efectivos para las manchas grasientas, donde sería más conveniente un detergente alcalino. Igualmente, la combinación de detergente y desinfectante resulta eficaz para suciedad de tipo orgánico, como restos de alimentos o desechos humanos, ya que frena el crecimiento de bacterias.

El equipo adecuado

Tanto el equipo como el procedimiento de limpieza deben adaptarse a las características especiales de los suelos antideslizantes, así como al tipo de mancha previamente identificada.

Para evitar accidentes, el suelo de seguridad está especialmente diseñado con una superficie diferente a la de los suelos de vinilo ordinarios. Incorpora agregados superficiales que aumentan la adherencia entre el pie o zapato y el suelo, proporcionando una mayor resistencia al deslizamiento.

Como la superficie del suelo de seguridad no puede ser completamente lisa, ya que perdería sus características, algunos equipos y procedimientos de limpieza son más efectivos que otros. Por ejemplo, las fregonas de algodón tienden a soltar fibras diminutas durante su uso. Estas fibras pueden quedar enganchadas en el pavimento, atrayendo más suciedad y favoreciendo la acumulación de contaminantes en la superficie. Además el resultado final de la limpieza es decepcionante, atenta contra las normas de higiene y reduce la resistencia al deslizamiento de los suelos.

Las guías de limpieza recomiendan procedimientos eficaces de limpieza manual, mecánica y con vapor. Siguiendo estas indicaciones se obtienen los mejores resultados, con la máxima higiene. Además, se asegurará que el suelo mantiene sus cualidades antideslizantes, mientras que una correcta elección de los procedimientos y equipos y, si procede, de los detergentes, le ayudará a ahorrar tiempo y costes de mantenimiento.

Con información de InfoHostelero

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