INNOVACIÓN EN TECNOLOGÍAS DE CONGELACIÓN: CAS

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Los sistemas de congelación tradicionales siempre han tenido como reto preservar las características sensoriales de los productos tras la descongelación.

Esto unido al creciente interés del consumidor por conseguir productos lo más similares posible a los productos frescos, y de alta calidad sensorial, abre importantes expectativas para la aplicación en la industria alimentaria de una de las tecnologías más innovadoras de congelación: la tecnología CAS.

ELIMINAR BACTERIAS DE LA PIEL DEL POLLO

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Una nueva solución elaborada a base de ácido láurico e hidróxido de potasio limpia la piel de los pollos sacrificados de posibles patógenos

La piel de las aves es una de las principales fuentes de bacterias en estos animales, es la parte más contaminada y con un número más elevado de patógenos causantes de toxiinfecciones alimentarias. Sin embargo, en los últimos años se ha logrado eliminar gran parte de esta flora patógena durante el procesado.

OBJETOS EXTRAÑOS EN ALIMENTOS

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Los alimentos pueden contener contaminantes físicos como cristales, tornillos o trozos de plástico, que comprometen la seguridad de su consumo

A diferencia de contaminantes como los químicos y los microbiológicos, la contaminación física es macroscópica, es decir, en la mayoría de los casos se aprecia a simple vista. Sin embargo, no por ello deja de ser una contaminación alimentaria que debe evitarse ya que, al igual que ocurre con otros contaminantes, pone en peligro la seguridad del alimento.

CONGELACIÓN DE ALIMENTOS, MÁS ALLÁ DE LA CONSERVACIÓN

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La congelación proporciona más ventajas que la conservación a largo plazo, ya que también supone una mayor higiene alimentaria

La congelación de los alimentos, una técnica muy antigua de conservación, se ha mejorado de forma continua. Hoy en día, se aplica a todo tipo de alimentos: carne, pescado, comidas precocinadas, frutas y hasta verduras. Su principal ventaja es que detiene, aunque no elimina, el crecimiento de posibles patógenos en los alimentos sin necesidad de tener que utilizar sustancias químicas, de tal manera que asegura un consumo con las máximas garantías de higiene, seguridad y calidad. No obstante, esta técnica ha proporcionado unas ventajas que van más allá de la conservación a largo plazo de los alimentos.