LAS BOTELLAS DE PLÁSTICO PUEDEN DESPRENDER SUSTANCIAS TÓXICAS

Cuidado con los tóxicos que puede desprender una botella de plástico reutilizada.

Reciclar es una buena acción, pero siempre se debe hacer con seguridad. Las botellas de plástico no siempre pueden reutilizarse, ya que pueden desprender sustancias tóxicas dañinas para nuestra salud; por ejemplo, los culpables de que rellenar una botella de plástico no sea seguro son el bisfenol A (BPA) y los ftalatos… ¡ten cuidado con ellos!

El principal objetivo de los materiales de los envases de alimentos es el de actuar como una barrera física para proteger sus contenidos de la exposición a microorganismos y plagas, así como de la absorción de olores externos, consiguiendo prolongar su tiempo de conservación. Evitan el daño mecánico, la vibración y los golpes, y protegen de una posible contaminación o alteración durante el transporte o el almacenamiento.

Las botellas de plástico de los refrescos o del agua no son rellenables ni completamente seguras para nuestra salud, ya que pueden desprender tóxicos si se reutilizan o si se les expone a una fuente de calor, y pueden contener millones de bacterias capaces de provocar enfermedades. Además, suponen un impacto muy negativo para el medio ambiente por lo que se buscan alternativas sostenibles como los materiales realizados con derivados del procesamiento de alimentos que son fácilmente reciclables o biodegradables y pueden contribuir a reducir los residuos.

Desde hace años se nos recomienda que practiquemos el reciclaje y la reutilización, por lo que para muchos de nosotros rellenar de agua la botella de plástico se ha convertido en una costumbre muy arraigada que, además, nos hace sentir bien con nosotros mismos, pero es un error.
El plástico, por sí solo, no tiene problema; el peligro está sobre todo en dos sustancias: el bisfenol A (BPA), que se añade para hacer un plástico duro y transparente, y los ftalatos, que se agregan para conseguir un plástico blando y flexible.

Las botellas de plástico de refrescos y de agua identificadas con el número 1 en su base están compuestas de tereftalato de polietileno (PET) y están fabricadas con especificaciones de ‘un solo uso’, ya que este material plástico es muy poco resistente y se dobla y raya con facilidad, pudiendo ocurrir que se desprendan ftalato, antimonio, formaldehído y acetildehído, aunque en cantidades muy bajas, incapaces de dañar al organismo.

Tampoco se recomienda la reutilización de los envases con los números 3 cloruro de polivinilo (PVC), 6 poliestireno (PS) y 7 OTROS (resto de plásticos y muchos de ellos con BPA), siendo los envases más seguros para reutilizar los que indican en su base los números 4 polietileno de baja densidad (LDPE) y 5 polipropileno (PP) pero se utilizan menos porque son más caros. Los del PP, los más seguros para reutilizar, se distinguen porque su plástico es más duro e indican que pueden ser lavados en el lavavajillas ya que resisten altas temperaturas sin que su estructura se vea modificada.

El BPA es un producto químico que se utiliza desde hace muchos años como componente para la fabricación de policarbonato y resinas epoxi‐fenólicas, y está autorizado actualmente para la fabricación de materiales plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria realizó una reevaluación completa del riesgo de BPA (2015), concluyendo que, a dosis altas (más de 100 veces la ingesta diaria tolerable), probablemente podía causar efectos adversos en el riñón y el hígado así como efectos en las glándulas mamarias de los roedores. Sin embargo, el mecanismo de acción que relaciona la exposición y estos efectos no estaba totalmente claro. También concluyó que no era probable que el BPA pudiera tener efectos adversos en el sistema reproductivo, nervioso, inmunológico, metabólico y cardiovascular, ni en el desarrollo de cáncer.

La mayor parte de los envases plásticos que se usan a diario son de PET (número 1), PE polietileno (números 2 y 4) y PP (número 5) y el BPA no se utiliza en su fabricación.

Por el empleo y desgaste diario de los lavados repetidos y de la reutilización (rotura física del plástico), por someter los envases durante el almacenamiento a temperaturas elevadas y a luz excesiva (por la migración de sustancias indeseadas) y por la posibilidad de contaminarse con microorganismos patógenos, la OMS recomienda seguir las siguientes reglas a la hora de reutilizar las botellas de plástico de refrescos y agua:

  • No rellenarla excesivas veces.
  • No introducir en ellas bebidas de otro origen.
  • Evitar que se calienten y se expongan a altas temperaturas.
  • Lavarlas antes de cada rellenado.
  • No compartir botellas.

Algunos fabricantes de botellas de plástico añaden en el etiquetado “Por su seguridad. No rellenar”. Según la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas, esta recomendación responde más a una cuestión de prevención y garantía de posibles fraudes, más que de seguridad alimentaria.

Las opciones más saludables serían utilizar envases marcados como “libre de BPA” o hecho con polietileno reutilizable (número 2), polipropileno (número 5) que se puede introducir en el lavavajillas, acero inoxidable o botellas de aluminio revestidas. Otra opción serían las botellas de vidrio que obviamente serán más caras y que tienen el peligro de su rotura.

Así que cuando te termines una botella de agua o de refresco, colócala directa en el contenedor de reciclaje.

Con información de Restauración colectiva

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