BENEFICIOS DE LOS ALIMENTOS FUNCIONALES

Los alimentos funcionales son productos que arrojan efectos positivos al organismo. Son alimentos que además de su aporte en nutrientes suman un valor en salud, ya que pueden reducir el riesgo de enfermedad y proporcionar bienestar.

Un alimento de este grupo puede ser natural, o puede ser un alimento al que se le haya añadido, sustraído o modificado uno o más de sus componentes, incluso puede ser una combinación de estas posibilidades, con el objetivo de producir un efecto favorable sobre una o varias funciones fisiológicas del cuerpo y mejorar por tanto el estado de salud. La normativa actual regula su presentación, en un formato y en una cantidad tal como se presenta al consumidor cualquier otro alimento, pero que ofrece un plus de salud cuando se toma en las cantidades que comúnmente incluimos en la dieta.

Los componentes funcionales más empleados en este tipo de alimentos incluye fibra dietética, antioxidantes, ácidos grasos insaturados, fitoesteroles, vitaminas (C, D, A) y minerales como calcio, hierro y ácido fólico.

El abanico de alimentos funcionales es bastante amplio. El grupo más extenso de esta categoría de alimentos corresponde a la leche y a sus derivados. Algunas de las más relevantes son las leches enriquecidas en ácido fólico con efecto protector de malformaciones en el tubo neural y las leches fermentadas enriquecidas con ácidos grasos omega 3, calcio y vitamina D que ayudan a reducir el riesgo de enfermedad  cardiovascular y de osteoporosis.

Los zumos de frutas y hortalizas enriquecidos con vitaminas, los cereales fortificados con fibra dietética y ácido fólico, la sal yodada (para evitar disfunciones tiroideas cuando no hay suficiente iodo en la dieta) o los huevos con omega 3 y las margarinas con fitoesteroles para reducir la concentración de colesterol en sangre son otros de los alimentos funcionales con beneficio para la salud y disponibles al consumidor. 

Si bien estos productos pueden formar parte de la dieta de cualquier persona, pueden ser especialmente indicados en dietas incompletas o en estados carenciales. También podrían ser útiles en grupos de población con necesidades nutricionales especiales (embarazadas, niños y mayores), para personas con intolerancias alimentarias y para colectivos con riesgo de enfermedades como la diabetes, el síndrome del intestino irritable o la intolerancia a la lactosa.

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